Diurnal - Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

Tiempo de Cuaresma

DOMINGO DE RAMOS
EN LA PASIÓN DEL SEÑOR

En vez de las antífonas para los cánticos de la Virgen María (Magníficat) y de Zacarías (Benedictus) que figuran en el siguiente formulario, pueden usarse las antífonas de libre elección que se hallan en el Apéndice IV.

Semana II del Salterio

I Vísperas

HIMNO

¿Quién es este que viene, 
recién atardecido, 
cubierto con su sangre 
como un varón que pisa los racimos? 

     Éste es Cristo, el Señor, 
     convocado a la muerte, 
     glorificado en la resurrección. 

¿Quién es este que vuelve, 
glorioso y malherido, 
y, a precio de su muerte, 
compra la paz y libra a los cautivos? 

     Éste es Cristo, el Señor, 
     convocado a la muerte, 
     glorificado en la resurrección.

Se durmió con los muertos, 
y reina entre los vivos; 
no le venció la fosa, 
porque el Señor sostuvo a su Elegido. 

     Éste es Cristo, el Señor, 
     convocado a la muerte, 
     glorificado en la resurrección. 

Anunciad a los pueblos 
qué habéis visto y oído; 
aclamad al que viene 
como la paz, bajo un clamor de olivos. Amén. 

Las antífonas propias, en el Salterio; los salmos y el cántico, del domingo de la semana II.

LECTURA BREVE          1P 1, 18-21

Ya sabéis con qué os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por vuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. 

RESPONSORIO BREVE 

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos. 
V/. Porque con tu cruz has redimido al mundo. * Y te bendecimos. Gloria al Padre. Te adoramos. 

Magníficat, ant. Salve, Rey nuestro, Hijo de David, Redentor del mundo; ya los profetas te anunciaron como el Salvador que había de venir. 

PRECES

Adoremos a Cristo, quien, próximo ya a su pasión, al contemplar a Jerusalén, lloró por ella, porque no había aceptado el tiempo de gracia; arrepintiéndonos, pues, de nuestros pecados, supliquémosle, diciendo: 

Ten piedad de tu pueblo, Señor. 

Tú que quisiste reunir a los hijos de Jerusalén, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, 
—enséñanos a reconocer el tiempo de gracia. 

No abandones a los fieles que te abandonaron, 
—antes concédenos la gracia de la conversión, y volveremos a ti, Señor, Dios 
nuestro.

Tú que, por tu pasión, has dado con largueza la gracia al mundo, 
—concédenos que, fieles a nuestro bautismo, vivamos constantemente de tu Espíritu. 

Que tu pasión nos estimule a vivir renunciando al pecado, 
—para que, libres de toda esclavitud, podamos celebrar santamente tu resurrección. 

Tú que reinas en la gloria del Padre, 
—acuérdate de los que hoy han muerto. 

Padre nuestro. 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. 


Laudes

HIMNO

El pueblo que fue cautivo 
y que tu mano libera 
no encuentra mayor palmera 
ni abunda en mejor olivo. 
Viene con aire festivo 
para enramar tu victoria, 
y no te ha visto en su historia, 
Dios de Israel, más cercano: 
ni tu poder más a mano 
ni más humilde tu gloria. 

¡Gloria, alabanza y honor! 
Gritad: «¡Hosanna!», y haceos 
como los niños hebreos 
al paso del Redentor. 
¡Gloria y honor 
al que viene en nombre del Señor! Amén. 

Las antífonas propias, en el Salterio; los salmos y el cántico, del domingo de la semana II

LECTURA BREVE          Za 9, 9

Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica.

RESPONSORIO BREVE

R/. Nos has comprado, Señor, * Con tu sangre. Nos has comprado. 
V/. De toda raza, lengua, pueblo y nación. * Con tu sangre. Gloria al Padre. Nos has comprado. 

Benedictus, ant. Aclamemos con palmas de victoria al Señor que viene, y salgamos a su encuentro con himnos y cantos, dándole gloria y diciendo: «Bendito eres, Señor». 

PRECES

Adoremos a Cristo, que, al entrar en Jerusalén, fue aclamado por las multitudes como rey y mesías; acojámosle también nosotros con gozo, diciendo: 

Bendito el que viene en nombre del Señor. 

Hosanna a ti, Hijo de David y Rey eterno; 
—hosanna a ti, vencedor de la muerte y del mal. 

Tú que subiste a Jerusalén para sufrir la pasión y entrar así en la gloria, 
—conduce a tu Iglesia a la Pascua eterna. 

Tú que convertiste el madero de la cruz en árbol de vida, 
—haz que los renacidos en el bautismo gocen de la abundancia de los frutos de este árbol. 

Salvador nuestro, que viniste a salvar a los pecadores, 
—conduce a tu reino a los que en ti creen, esperan y te aman. 

Padre nuestro. 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. 


Hora intermedia

Tercia 

Ant. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo.

LECTURA BREVE          2Co 4, 10-11

En toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.

V/. Se humillaba voluntariamente. 
R/. Y no abría la boca. 

Sexta

Ant. Igual que el Padre me conoce, yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas. 

LECTURA BREVE          1P 4, 13-14

Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros, porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

V/. Él soportó nuestros sufrimientos. 
R/. Y aguantó nuestras rebeliones. 

Nona 

Ant. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir; yo he de gloriarme en la cruz de mi Señor Jesucristo. 

LECTURA BREVE          1P 5, 10-11

Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia, que os ha llamado en Cristo a su eterna gloria, os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. Suyo es el poder por los siglos. Amén.

V/. Adoremos el signo de la cruz. 
R/. Por el que recibimos la salvación. 

La oración como en Laudes.


II Vísperas

HIMNO, como en las I Vísperas.

Las antífonas propias, en el Salterio; los salmos y el cántico, del domingo de la semana II.

LECTURA BREVE          Hch 13, 26-30a

Hermanos, a vosotros se os ha enviado este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las profecías que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y, cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.

RESPONSORIO BREVE 

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos. 
V/. Porque con tu cruz has redimido al mundo. * Y te bendecimos. Gloria al 
Padre. Te adoramos. 

Magníficat, ant. «Está escrito: “Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño”; pero, cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea; allí me veréis», dice el Señor. 

PRECES 

Oremos humildemente al Salvador de los hombres, que sube a Jerusalén a sufrir su pasión para entrar así en la gloria, y digámosle: 

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre. 

Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión, 
—para que consigamos la gloria de la resurrección. 

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos, 
—para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas. 

Mira con bondad a aquellos que hemos escandalizado con nuestros pecados, 
—ayúdalos a ellos y corrígenos a nosotros, para que resplandezca en todo tu santidad y tu amor. 

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz, 
—enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia. 

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso, 
—y a nosotros danos un día participe en su felicidad. 

Padre nuestro. 

Oración

Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día participemos en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

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