Misal Romano - Misa vespertina de la Vigilia de Pentecostés

Tiempo Pascual

DOMINGO DE PENTECOSTÉS
Solemnidad

Misa vespertina de la Vigilia

Modo más breve


Esta misa se utiliza en la tarde del sábado, antes o después de las primeras vísperas del Domingo de Pentecostés.

Antífona de entrada Rm 5, 5; 8, 11
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Aleluya.

Se dice Gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno,
que has querido que celebráramos
el misterio pascual durante cincuenta días,
renueva entre nosotros el prodigio de Pentecostés
para que los pueblos divididos por el odio y el pecado
se congreguen por medio de tu Espíritu
y, reunidos, confiesen tu nombre
en la diversidad de sus lenguas.
Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso, 
brille sobre nosotros el esplendor de tu gloria
y que el Espíritu Santo, luz de tu luz,
fortalezca los corazones de los regenerados por tu gracia. 
Por nuestro Señor Jesucristo.

Se dice Credo.

Oración sobre las ofrendas
Derrama, Señor, la bendición de tu Espíritu
sobre estos dones que te presentamos,
para que, al participar en ellos,
tu Iglesia quede inundada de tu amor
y sea ante el mundo signo visible de la salvación. 
Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio de Pentecostés, como en la Misa del día.

Si se usa el Canon romano, se dice Reunidos en comunión propio. Si se usa la plegaria eucarística II, se dice Acuérdate, Señor propio. Si se usa la plegaria eucarística III, se dice Atiende los deseos propio.

Antífona de la comunión
El último día de las fiestas, Jesús en pie gritaba: El que tenga sed, que venga a mí y que beba. Aleluya.

Oración después de la comunión
La comunión que acabamos de recibir, Señor,
nos comunique el mismo ardor del Espíritu Santo
que tan maravillosamente inflamó a los apóstoles de tu Hijo. 
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Se puede utilizar la bendición solemne.

Modo más extenso de la celebración

1. En las iglesias donde se celebra la misa de la vigilia de forma más extensa, esta misa se puede celebrar del modo siguiente:

a) Si las I Vísperas, rezadas en el coro o en comunidad, preceden inmediatamente a la misa, la celebración puede comenzar por el versículo introductorio y el himno Ven, Espíritu divino, o bien por el canto de entrada (El amor de Dios) con la procesión de entrada y el saludo del celebrante, omitiendo en uno y otro caso el rito penitencial (cf. Ordenación general de la Liturgia de las Horas, nn. 94 y 96).

Luego sigue la salmodia de Vísperas hasta la lectura breve exclusive.

Después de la salmodia, omitido el acto penitencial y, según las circunstancias, el Señor, ten piedad, el sacerdote dice la oración: Dios todopoderoso (segunda de la misa de la vigilia).

b) Si la misa empieza del modo acostumbrado, después del Señor, ten piedad el sacerdote dice la oración:
Dios todopoderoso (segunda de la misa de la vigilia).

2. A continuación el sacerdote puede exhortar al pueblo con estas palabras u otras semejantes:

Hemos empezado ya, queridos hermanos, la vigilia de Pentecostés; imitando a los apóstoles y discípulos, que, con María, la madre de Jesús, se dedicaban a la oración, esperando el Espíritu prometido por el Señor, escuchemos ahora, con atención y reposadamente, la palabra de Dios. Meditemos los prodigios que hizo Dios en favor de su pueblo y pidamos que el Espíritu Santo, que el Padre envió como primicia para los creyentes, lleve a plenitud su obra en el mundo.

3. Luego sigue la proclamación de todas las lecturas propuestas por el Leccionario como optativas. El lector proclama cada lectura desde el ambón. Luego el salmista o cantor proclama el salmo y el pueblo responde con la aclamación. Puestos todos de pie, el sacerdote dice Oremos y después de unos instantes de oración en silencio, pronuncia la oración correspondiente a la lectura. En lugar del salmo responsorial puede dejarse un momento de silencio en cuyo caso no hace falta hacer silencio después del Oremos.

Oraciones después de las lecturas

4. Después de la primera lectura (Gn 11, 1-9) y el canto de su salmo correspondiente (sal 32, 10-11. 12-13. 14-15 R.: 12b), el sacerdote de pie y con las manos extendidas dice:

Dios todopoderoso, haz que tu Iglesia sea siempre una familia santa, 
congregada en la unión del Padre, del Hijo y del Espíritu, 
que manifieste al mundo el misterio de tu unidad y de tu santidad 
y lo conduzca a la perfección de tu amor. 
Por Jesucristo nuestro Señor.

5. Después de la segunda lectura (Ex 19, 3-8a. 16-20b) y el canto correspondiente (Dan 3, 52.53.54.55.56 R.: 52b o bien Sal 18, 8.9.10.11 R.: Jn 6, 68c) el sacerdote de pie y con las manos extendidas dice:

Oh Dios, que en el monte Sinaí,
en medio del resplandor del fuego,
diste a Moisés la ley antigua,
y que en el día de hoy,
con el fuego del Espíritu Santo,
manifestaste la nueva Alianza,
haz que nuestros corazones ardan
en aquel Espíritu que infundiste
de modo admirable en los apóstoles,
y que el nuevo Israel,
reunido de entre todos los pueblos,
reciba con alegría el mandamiento eterno de tu amor. 
Por Jesucristo nuestro Señor.

6. Después de la tercera lectura (Ez 37, 1-14) y su salmo correspondiente (Sal 106, 2-3.4-5.6-7.8-9 R.:1) el sacerdote de pie y con las manos extendidas dice:

Señor, Dios todopoderoso,
que restauras al hombre caído
y, una vez restaurado, lo conservas,
aumenta el número de los que se renuevan
por tu acción santificadora
y haz que todos los que reciben la purificación bautismal
sean guiados siempre por tu inspiración.
Por Jesucristo nuestro Señor.

O bien:

Oh Dios, que por tu palabra de vida
nos has engendrado para una vida nueva,
derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo,
para que, viviendo unidos en una misma fe,
lleguemos, por la resurrección,
a la gloria de una vida incorruptible. 
Por Jesucristo nuestro Señor.

O bien:

Que tu pueblo, Señor, exulte siempre
al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu
por la acción de tu Espíritu Santo,
y que la alegría de haber recobrado la adopción filial
afiance su esperanza de resucitar gloriosamente.
Por Jesucristo nuestro Señor.

8. Después de la cuarta lectura (Joel 3, 1-5) y su salmo correspondiente (Sal 103, 1-2a.24 y 35c.27-28.29bc-30 R.:30) el sacerdote de pie y con las manos extendidas dice:

Cumple, Señor, en nosotros tu promesa:
derrama tu Espíritu Santo
para que nos haga ante el mundo
testigos valientes del Evangelio de Jesucristo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

9. Luego el sacerdote entona el himno Gloria a Dios.

10. Terminado el himno, el sacerdote dice la oración colecta: Dios todopoderoso y eterno (primera de la misa de la vigilia).

11. Luego el lector proclama la lectura del Apóstol (Rom 8, 22-27), y la misa continúa del modo acostumbrado.

12. Si la Misa se celebra juntamente con la Vísperas, después de la comunión con la antífona El último día de la fiesta se canta el Magnificat con su antífona de las Vísperas Ven, Espíritu Santo; luego se dice la oración después de la comunión y lo demás, de modo acostumbrado.

13. Si se juzga oportuno, puede darse la bendición solemne. Para despedir al pueblo, el diácono o el mismo sacerdote, canta o dice:

Pueden ir en paz, aleluya, aleluya.
R/. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya.

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