Diurnal - La Exaltación de la Santa Cruz

Propio de los Santos
Septiembre

14 de septiembre
LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Fiesta

I Vísperas

(Cuando esta fiesta coincide con un domingo)

HIMNO, como en las II Vísperas.

SALMODIA

Ant. 1. El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.

Salmo 146

Alabad al Señor, que la música es buena; 
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. 

El Señor reconstruye Jerusalén, 
reúne a los deportados de Israel; 
él sana los corazones destrozados, 
venda sus heridas. 

Cuenta el número de las estrellas, 
a cada una la llama por su nombre. 
Nuestro Señor es grande y poderoso, 
su sabiduría no tiene medida. 
El Señor sostiene a los humildes, 
humilla hasta el polvo a los malvados. 

Entonad la acción de gracias al Señor, 
tocad la cítara para nuestro Dios, 
que cubre el cielo de nubes, 
preparando la lluvia para la tierra;

que hace brotar hierba en los montes, 
para los que sirven al hombre; 
que da su alimento al ganado 
y a las crías de cuervo que graznan. 

No aprecia el vigor de los caballos, 
no estima los jarretes del hombre: 
el Señor aprecia a sus fieles, 
que confían en su misericordia. 

Ant. El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya. 

Ant. 2. En medio de la ciudad santa de Jerusalén está el árbol de la vida, y las hojas del árbol sirven de medicina a las naciones. Aleluya. 

Salmo 147

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Ant. En medio de la ciudad santa de Jerusalén está el árbol de la vida, y las hojas del árbol sirven de medicina a las naciones. Aleluya. 

Ant. 3. Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Cántico
Flp 2,6-11

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Ant.  Nosotros hemos de gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

LECTURA BREVE                                  1Co 1,23-24

Predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados —judíos o griegos—, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

RESPONSORIO BREVE 

R/. Esta señal brillará en el cielo * Cuando venga el Señor. Esta señal.
V/. Alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. * Cuando venga el Señor. Gloria al Padre. Esta señal. 

Magníficat, ant. Era necesario que el Mesías padeciera y resucitara de entre los muertos para entrar en su gloria. 

PRECES, como en las II Vísperas.

 La oración como en Laudes.

Invitatorio

Ant. Venid, adoremos a Cristo Rey, elevado por nosotros en la cruz.

El salmo invitatorio como en el Ordinario.

Laudes 

HIMNO


I

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!»
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

II

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

Ant. 1. Murió en la santa cruz el que venció al infierno. Ceñido de poder, resucitó al tercer día.

Los salmos y el cántico, del domingo de la semana I

Ant. 2. ¡Cómo brilla la cruz, de la que colgó Dios en carne humana y en la que, con su sangre, lavó nuestras heridas! 

Ant. 3. Resplandece la santa cruz, por la que el mundo recobra la salvación. ¡Oh cruz que vences!, ¡cruz que reinas!, ¡cruz que nos limpias de todo pecado! Aleluya.

LECTURA BREVE                         Hb 2,9b-10

Vemos a Jesús coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así,  por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar a una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su 
salvación.

RESPONSORIO BREVE 

R/. Te adoramos, oh Cristo, * Y te bendecimos. Te adoramos.
V/. Porque con tu cruz has redimido el mundo. * Y te bendecimos. Gloria al Padre. Te adoramos. 

Benedictus, ant. Tu cruz adoramos, Señor, y tu santa resurrección alabamos y glorificamos; por el madero ha venido la alegría al mundo entero.

PRECES 

Invoquemos a nuestro Redentor, que nos ha redimido por su cruz, y digámosle:

Por tu cruz, sálvanos, Señor.

Hijo de Dios, que, por la señal de la serpiente de bronce, sanaste al pueblo de Israel,
—protégenos hoy de la mordedura del pecado.

Hijo del hombre, que fuiste elevado en la cruz, como Moisés elevó la serpiente en el desierto,
—elévanos a la felicidad de tu reino.

Hijo unigénito del Padre, que fuiste dado al mundo para que todo el que crea en ti no perezca,
—concede la vida eterna a los que buscamos tu rostro.

Hijo amado del Padre, que has sido enviado al mundo, no para condenarlo, sino para que se salve por ti,
—da la fe a nuestros parientes para que no perezcan.

Hijo eterno del Padre, que viniste a prender fuego en el mundo y deseaste intensamente que estuviera ya ardiendo,
—haz que realicemos la verdad y nos acerquemos así a la luz.

Padre nuestro.

Oración

Señor, Dios nuestro, que has querido realizar la salvación de todos los hombres por medio de tu Hijo, muerto en la cruz, concédenos, te rogamos, a quienes hemos conocido en la tierra este misterio, alcanzar en el cielo los premios de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo.

Hora intermedia

Los salmos, del día correspondiente. 

Tercia 

Ant. Cristo Redentor, sálvanos por la fuerza de la cruz; tú que salvaste a Pedro en el mar, ten compasión de nosotros.

LECTURA BREVE                         Hb 5,7-9

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R/. Porque con tu cruz has redimido el mundo.

Sexta 

Ant. Salvador del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro. 

LECTURA BREVE                         Ef 1,7-8

Por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia ha sido un derroche para con nosotros. 

V/. Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor.
R/. Que toquen para tu nombre, Señor.

Nona 

Ant. Por tu cruz sálvanos, Cristo redentor, que, muriendo, destruiste nuestra muerte y, resucitando, restauraste la vida. 

LECTURA BREVE                          1P 1,18-19

Os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres, no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha.

V/. Esta señal de la cruz brillará en el cielo.
R/. Cuando venga el Señor para juzgar.

La oración como en Laudes.

II Vísperas

HIMNO



En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

En la cruz está el Señor
de cielo y tierra,
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra;
todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

Es una oliva preciosa
la santa cruz,
que, con su aceite, nos unta
y nos da luz.
Hermano, toma la cruz,
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.

El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es árbol de vida
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.

Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está la gloria
y el amor,
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

II 

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!»
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

SALMODIA 

Ant. 1. ¡Oh gran obra del amor! La muerte murió cuando en el árbol murió la Vida.

Salmo 109, 1-5.7

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Ant. ¡Oh gran obra del amor! La muerte murió cuando en el árbol murió la Vida.

Ant. 2. Adoramos tu cruz, Señor, recordamos tu gloriosa pasión; ten compasión de nosotros, tú que moriste por nosotros. 

Salmo 115

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Ant. Adoramos tu cruz, Señor, recordamos tu gloriosa pasión; ten compasión de nosotros, tú que moriste por nosotros. 

Ant. 3. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has
redimido el mundo.

Cántico
Ap 4,11;5,9.10.12 

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Ant. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu cruz has redimido el mundo.

LECTURA BREVE                          1Co 1,23-24

Predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados —judíos o griegos—, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.

RESPONSORIO BREVE 

R/. Oh cruz gloriosa, * En ti ha triunfado el Rey de los ángeles. Oh cruz.
V/. Y con su sangre ha lavado nuestras heridas. * En ti ha triunfado el Rey de los ángeles. Gloria al Padre. Oh cruz. 

Magníficat, ant.: ¡Oh victoria de la cruz y admirable signo! Haz que alcancemos el triunfo en el cielo.

PRECES 

Invoquemos a nuestro Redentor, que nos ha redimido por su cruz, y digámosle: 

Por tu cruz, llévanos a tu reino.

Cristo, tú que te despojaste de tu rango y tomaste la condición de esclavo, pasando por uno de tantos, 
—haz que los miembros de la Iglesia imitemos tu humildad. 

Cristo, tú que te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte, y una muerte de cruz, 
—otórganos, a tus siervos, sumisión y paciencia. 

Cristo, tú que fuiste levantado sobre todo por Dios, que te concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre», 
—concede a tus fieles la perseverancia hasta el fin. 

Cristo, a cuyo nombre se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo, 
—infunde la caridad en los hombres, para que te adoren en la paz. 

Cristo, a quien toda lengua proclamará Señor, para gloria de Dios Padre, 
—recibe a nuestros hermanos difuntos en el reino de la felicidad eterna. 

Padre nuestro. 

La oración como en Laudes.

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