Misal Romano - En el día de la dedicación de una iglesia o un altar: en la dedicación de un altar

Misas Rituales

VIII. EN EL DÍA DE LA DEDICACIÓN
DE UNA IGLESIA O DE UN ALTAR

II. EN LA DEDICACIÓN DE UN ALTAR

Antífona de entrada          Sal 83, 10-11
Fíjate, oh dios, en nuestro Escudo, mira el rosto de tu Ungido. Vale más un día en tus atrios que mil en mi casa.

O bien:          Sal 42, 4
Que yo me acerque al altar de Dios. Aleluya.

Oración colecta
Oh Dios, que quisiste que tu Hijo fuera levantado
en el altar de la cruz
para que atrajera todas las cosas,
llena de la gracia del cielo a tus fieles
que te dedican hoy este altar,
en torno al cual tú los vas a alimentar
y, por medio del Espíritu Santo,
construir como pueblo a ti consagrado.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración sobre las ofrendas
Descienda, Señor y Dios nuestro,
tu Espíritu Santo sobre este altar,
para que santifique los dones de tu pueblo
y purifique el corazón
de quienes van a participar de ellos.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Se dice la plegaria eucarística I o III, con el siguiente prefacio, propio del rito de la dedicación de un altar.

Prefacio
EL ALTAR ES CRISTO

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eternos,
por Cristo, Señor nuestro.

El cual, verdadero sacerdote y verdadera víctima,
nos mandó celebrar continuamente
el memorial del sacrificio
que te ofreció en el altar de la cruz.
Por eso tu pueblo ha erigido este altar
que hoy, llenos de júbilo, te dedicamos.

Éste es, en verdad, el lugar santo
donde se ofrece incesantemente el sacrificio de Cristo,
se te tributa una alabanza perfecta
y se lleva a cabo nuestra redención.

Ésta es la mesa del banquete festivo
en el que tus hijos,
alimentados con el Cuerpo de Cristo,
son incorporados a la unidad de tu santa Iglesia.

Aquí los fieles beben tu Espíritu
en las aguas que brotan
de la roca espiritual, que es Cristo,
por quien son transformados
en ofrenda santa y altar vivo.

Por eso, Señor,
nosotros, con todos los ángeles y santos,
te alabamos, llenos de júbilo, diciendo:

Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión           Sal 83, 4-5
Hasta el gorrión ha encontrado una casa y la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor de los Ejércitos, rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa siempre.

O bien:          Cf. Sal 127, 3
Como renuevos de olivo alrededor de la mesas del Señor están los hijos de la Iglesia. Aleluya.

Oración después de la comunión
Concédenos, Señor,
acercarnos siempre a tus altares,
donde se celebra el sacramento de la eucaristía,
para que, unidos por la fe y el amor,
al alimentarnos de Cristo,
nos transformemos en él.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Bendición solemne

El Dios que os ha enriquecido con el sacerdocio real,
os conceda cumplir fielmente vuestros deberes
y participe dignamente del sacrificio de Cristo.
R/. Amén.

Que el Señor,
que os ha reunido en torno a un mismo altar
y os ha alimentado con un mismo pan,
os conceda tener un solo corazón y una sola alma.
R/. Amén.

Que él mismo
os conceda ganar para Cristo,
a través del ejemplo de vuestro amor,
a todos a quienes anunciáis a Cristo.
R/. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
R/. Amén.

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