Diurnal - 26 de diciembre

Tiempo de Navidad

26 DE DICIEMBRE

En Laudes, Tercia, Sexta y Nona, todo de san Esteban, protomártir.

Vísperas

HIMNO

      Norabuena vengáis al mundo,
            niño de perlas,
      que sin vuestra vista
      no hay hora buena.

Niño de jazmines,
rosas y azucenas,
niño de la niña
después dél más bella,
que tan buenos años,
que tan buenas nuevas,
que tan buenos días
ha dado a la tierra;
parabién merece,
parabienes tenga,
aunque tantos bienes
como Dios posea.

Mientras os tardasteis,
dulce gloria nuestra,
estábamos todos
llenos de mil penas;
mas, ya que vinisteis,
y a la tierra alegra
ver que su esperanza
cumplida en vos sea,
digan los pastores,
respondan las sierras,
pues hombre os adoran
y Dios os contemplan:

      Norabuena vengáis al mundo,
            niño de perlas,
      que sin vuestra vista
      no hay hora buena. Amén.

Las antífonas, los salmos y el cántico como en las II Vísperas de la Natividad del Señor.

LECTURA BREVE               1Jn 1, 5b. 7

Dios es luz sin tiniebla alguna. Si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados.

RESPONSORIO BREVE

R/. La Palabra se hizo carne. * Aleluya, aleluya. La Palabra.
V/. Y acampó entre nosotros. Aleluya, aleluya. Gloria al Padre. La Palabra.

Magníficat, ant. Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa, Señor, vino desde el trono real de los cielos.

PRECES

Acudamos a Cristo, Palabra del Padre, que al acampar entre nosotros nos abrió el camino de la salvación eterna, y digámosle confiadamente:

Líbranos, Señor, de todo mal.

Por el misterio de tu encarnación, por tu nacimiento y tu infancia,
— por toda tu vida consagrada al servicio del Padre:
Líbranos, Señor de todo mal.

Por tu trabajo, por tu predicación y tus largas horas de camino,
— por tu trato con los pecadores:
Líbranos, Señor de todo mal.

Por tu agonía y tu pasión, por tu cruz y tu desolación,
— por tus angustias, por tu muerte y sepultura:
Líbranos, Señor, de todo mal.

Por tu resurrección y ascensión a los cielos, por la donación del Espíritu Santo, por tus gozos y tu gloria eterna,
— libra, Señor, a nuestros hermanos difuntos.
Y a nosotros líbranos, Señor, de todo mal. 

Padre nuestro.

Oración

Dios todopoderoso, por este nuevo nacimiento de tu Hijo en nuestra carne, líbranos del yugo con que nos domina la antigua servidumbre del pecado. Por nuestro Señor Jesucristo.

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