Leccionario III (par) - Sábado de la VIII semana del Tiempo Ordinario

Tiempo Ordinario

SÁBADO DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Jds 17, 20b-25
Dios puede preservaros de tropiezos y presentaros intachables ante su gloria

Lectura de la carta del apóstol san Judas.

QUERIDOS hermanos:
Acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.
Basándoos en vuestra santísima fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.
Tened compasión con los que titubean, a unos salvadlos arrancándolos del fuego, a otros mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por el vicio.
Al que puede preservaros de tropiezos y presentaros intachables y exultantes ante su gloria, al Dios único, nuestro Salvador, Por medio de Jesucristo, nuestro Señor, sea la gloria y majestad, el poder y la soberanía desde siempre, ahora y por todos los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial 
Sal 62, 2. 3-4. 5-6 (R/.: cf. 2b)
R/.   Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

        V/.   Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
                mi alma está sedienta de ti;
                mi carne tiene ansia de ti,
                como tierra reseca, agostada, sin agua.   R/.
   
        V/.   ¡Cómo te contemplaba en el santuario
                viendo tu fuerza y tu gloria!
                Tu gracia vale más que la vida,
                te alabarán mis labios.   R/.

        V/.   Toda mi vida te bendeciré
                y alzaré las manos invocándote.
                Me saciaré como de enjundia y de manteca,
                y mis labios te alabarán jubilosos.   R/.


Aleluya
Cf. Col 3, 16a. 17c
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza,
        dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo.   R/.

EVANGELIO
Mc 11, 27-33 
¿Con qué autoridad haces esto?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras este paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían:
    «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?».
Jesús les replicó:
    «Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
    «Sí decimos que es del cielo, dirá: “¿Y por qué no le habéis creído? . ¿Pero como vamos a decir que es de los hombres?».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).
Y respondieron a Jesús:
    «No sabemos».
Jesús les replicó:
    «Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Palabra del Señor.

© Conferencia Episcopal Española

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