Leccionario III (impar) - Miércoles de la I semana del tiempo ordinario

Tiempo Ordinario

MIÉRCOLES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Heb 2, 14-18
Tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser compasivo

Lectura de la carta a los Hebreos.

LO mismo que los hijos participan de la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos.
Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo. Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son tentados.

Palabra de Dios.

Salmo responsorial 
Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9 (R/.: 8a)
R/.   El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

O bien:

R/.   Aleluya.

        V/.   Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
                dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
                Cantadle al son de instrumentos,
                hablad de sus maravillas.    R/.

        V/.   Gloriaos de su nombre santo,
                que se alegren los que buscan al Señor.
                Recurrid al Señor y a su poder,
                buscad continuamente su rostro.   R/.

        V/.   ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
                hijos de Jacob, su elegido!
                El Señor es nuestro Dios,
                él gobierna toda la tierra.    R/.

        V/.   Se acuerda de su alianza eternamente,
                de la palabra dada, por mil generaciones;
                de la alianza sellada con Abrahán,
                del juramento hecho a Isaac.    R/.


Aleluya
Jn 10, 27
R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.  Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor,
       y yo las conozco, y ellas me siguen.   R/.

EVANGELIO
Mc 1, 29-39
Curó a muchos enfermos de diversos males
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
    «Todo el mundo te busca».
Él les responde:
    «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor.

© Conferencia Episcopal Española

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